domingo, 9 de marzo de 2014

Memoria Histérica en Toledo. Sobrepasando el ridículo

Con ese ser rastrero  de presidente del gobierno que que ha destruido España para varias generaciones llamado José Luis Rodríguez Zapatero, el Partido Socialista en el poder aprobó una aberración llamada Memoria Histórica que pretendía poner España patas arriba buscando los vestigios del franquismo en forma de estatuas, placas, calles y todo cuanto se precie con un doble objetivo: por un lado demonizar al bando vencedor a la vez que se mitificaba mediante mentiras vomitivas al bando perdedor mientras se volvía a enfrentar a la sociedad entre rojos y nacionales, y por otro lado repartir subvenciones a diestro y siniestro entre los suyos para tenerlos contentos. Vamos, lo que viene siendo la corrupción de siempre.




 
Pusieron España patas arriba buscando tumbas y abrieron un debate en la sociedad ya cerrado, volviendo a abrir viejas heridas que a muchos nos obligaron a preguntar a nuestros abuelos: “Abuelo…nosotros, ¿de qué bando éramos?”


El PP de Rajoy, pese a que prometió derogar dicha ley no lo ha hecho. Total, una más del PP de Mariano, qué más da. No hay que sorprenderse. Hasta en algunos casos han votado a favor de esta ley.
 
 

 

Con esta entrada solo quiero dejar constancia con un ejemplo claro de hasta dónde llega la SUBNORMALIDAD, la ESTUPIDEZ y el ODIO REVANCHISTA que esta gentuza desprende, y hasta donde son capaces de llegar por seguir gobernando, apoyándose en Izquierda Unida cuando es necesario para salvar la poltrona que les calienta.

 

El ejemplo es Toledo. La hermosa e imperial ciudad de Toledo, cuyo símbolo, el Alcázar, fue escenario de uno de los mayores actos heroicos que ha conocido la humanidad. Convertido hoy en un supuesto Museo del Ejército Español para desmantelar el antiguo, ya que a los socialistas no les gustaba lo que allí había y así de paso mancillar el susodicho Alcázar dando la impresión a los visitantes que allí nunca pasó nada, que allí nunca jamás hubo un acoso y una resistencia heroica. Que la famosa conversación entre el Coronel Moscardó y su hijo nunca existió.
 
 

Otro día iré con ese tema, que también le tengo ganas. Y muchas.

 

 
La ciudad de Toledo tenía numerosas calles y plazas dedicadas al bando nacional, como es lógico. Calle del 18 de Julio, calle de la División Azul, calle del Capitán Cortés, etc….



 

Haciendo un enorme esfuerzo y siendo enormemente comprensivo podría llegar a entender que en pro de la maravillosa pluralidad democrática en la que vivimos se cambien esas calles de nombre para sustituirlas por otras cuyos nombres sean totalmente neutrales, de personas o acontecimientos relacionados con la ciudad de Toledo, que es de la que estamos hablando.

En no pocos casos, la izquierducha frentepopulista haciendo gala de su odio, revanchismo y talante democrático ha arrancado con saña todo aquello que quedaba del bando nacional para dedicar esos espacios no a gente imparcial o hechos carentes de polémica, sino a personajes tan neutrales como Manuel Azaña, La Pasionaria, Pablo Neruda, Pablo Iglesias, y un largo etc…Se llama desvestir a un santo para vestir a otro.
 
 

En la ciudad de Toledo, haciendo un ridículo espantoso que echa para atrás, el gobierno local del Psoe ha cambiado todas esas calles por nombres de personas que absolutamente nada tienen que ver con la ciudad de Toledo. Es más, dudo que ni siquiera algunos de ellos hubieran oído hablar de Toledo en la vida, ya no hablamos de haber estado en la ciudad en sí. Solo me cabe calificarlo de ridículo.

Es realmente sórdido, patético y profundamente triste, como se puede arrancar la pura y verdadera esencia española de sus calles porque a unos cuantos revanchistas amargados no les guste, escupiendo así en nuestra historia, en nuestros antepasados y en nuestros héroes para poner el nombre de un mequetrefe o un completo desconocido.
 
 

Así se gobierna en España. Así se destruye la historia de una nación que ya ni es nación, ni tiene historia, ni dignidad, ni vergüenza ni decoro.

 
Así, entrando en materia, por ejemplo podemos contemplar el desmantelamiento del callejero toledano, incluso presenciado y jaleado en directo por miembros del partido separatista, antisistema (pero muy bien pagado) y tan identificado y comprensivo siempre con los terroristas, Izquierda Unida. A saber:

 
 

 

-       Calle del 18 de Julio por Calle de Nelson Mandela

-       Calle de la División Azul por Calle de Rosa Parks

-       Calle de Banderas de Castilla por Calle de Rigoberta Menchú.

-       Calle del General Moscardó por Cuesta de los Capuchinos

-       Calle del Capitán Cortés por Calle de La Rioja

-       Calle de los Alféreces provisionales por Calle de La paz

-       Calle de la Unificación por calle Madre Teresa de Calcuta.

-       Calle Tercio del Alcázar por Calle Gabriela Mistral.

-       Calle Batallón de Voluntarios de Toledo por Calle Clara Campoamor.

-       Plaza de Antonio Rivera por Plaza Martin Luther King.

-       Calle del Capitán Alba por Calle de Pablo Neruda.

 

Como ven ustedes, gente como Nelson Mandela o Martin Luther King, personalidades completamente identificadas con la ciudad de Toledo de la cual seguramente en su vida oyeron hablar, hoy ocupan los espacios que hasta hace poco pertenecieron a NUESTROS HÉROES, NUESTROS SOLDADOS.
 
 

Especialmente sangrante es dar una calle en Toledo a ese ser rastrero, repugnante y miserable llamado Pablo Neruda, comunista de la peor calaña, que tenía tal odio por los españoles y por España que nos llegó a llamar “hijos de perra”.
 
 

 
Esta es la ley de memoria histórica de los perdedores de la guerra, de los que cada vez que gobiernan el país, o una comunidad autónoma o un ayuntamiento lo destrozan a base de despilfarro, sectarismo y corrupción en cantidades industriales. Los mismos que han acojonado a la derecha hasta crear el PP de hoy, que es la derecha que le gusta a la izquierda, y Mariano y Gallardón son sus ídolos con los que están encantados, al igual que Mariano y Gallardón están encantados con P. Rubalcaba, como se hacía llamar en campaña electoral, diciendo de él que es un hombre moderado, de Estado.

 

De verdad, ni los talibanes actúan de semejante manera, con tal saña.

Han destruido y siguen destruyendo la cultura española que tanto dicen es cosa suya (así estamos), han arrasado con el patrimonio cultural disfrutando con ello y saciando una pequeña parte del odio que les corroe por dentro.
 
 

De momento les queda el premio gordo, que es saquear y destruir el Valle de los Caídos y sacar de allí los restos del Generalísimo.
 
 

España es un pueblo sin historia y sin cultura, o en todo caso con ambas totalmente manipuladas debidamente. Un pueblo sin alma, desalmado, como dicen en los pueblos, un almaenpena, está conenado a la situación en la que estamos actualmente, gobernados por gentuza, acosados por criminales separatistas y sin capacidad de respuesta alguna, sumidos en el paro, en la ruina.

Pero estamos hablando de la España de hoy….no se puede pedir más. Un almaenpena que no reacciona a estímulos porque está muy ocupada en las estupideces que vomita Telecinco.
 
 

Si hace diez años mataron a 200 personas en unos atentados terroristas perfectamente organizados y manipulados con el fin de cambiar al gobierno legítimo de una nación y a nadie le ha importado un pimiento, que importancia va a tener que cambien cuatro calles….

 

Desgraciadamente esta es la España que nos ha tocado vivir. La España de la indiferencia, del pasotismo, del relativismo como religión. De la pedantería como norma de conducta.

Yo personalmente prefiero llamarlo la hora de los enanos.
 
 
 
"Fue misericordia de Dios el llevárselo a las regiones de la paz eterna. Tras un breve martirio, el descanso. ¡Eran muchos sus merecimientos para que la divina generosidad no le indultara de este espectáculo!

Todo bulle como una gusanera. Como si no hubiera pasado nada. Los mismos hombres, las mismas palabras vacías, los mismos aspavientos. ¡Y todo tan chico! Contra la obra ingente de seis años –orden, paz, riqueza, trabajo, cultura, dignidad, alegría–, las fórmulas apolilladas de antaño, las menudas retóricas de antaño, las mismas sutilezas de leguleyo que ni el Derecho sabe.
Aquí están los políticos a quienes nadie desconoce. Todos pasan de sexagenarios. Gobernaron docenas de veces. Casi ninguno sirvió para nada. Pero no escarmentaron. Piensan que una breve abstinencia –que ellos disfrazan de persecución– los redime del pasado inútil.
Aquí están los ridículos intelectuales, henchidos de pedantería. Son la descendencia, venida a menos, de aquellos intelectuales que negaron la movilidad de la tierra y su redondez, y la posibilidad del ferrocarril, porque todo ello pugnaba con las fórmulas. ¡Pobrecillos! ¿Cómo van a entender –al través de sus gafas de miopes- el atisbo aislado de la luz divina? Lo que no cabe en sus estrechas cabezas creen que no puede existir. ¡Y encima se ríen con aire de superioridad!
Aquí están los murmuradores, los envenenados de achicoria y nicotina, los snobs, los cobardes, los diligentes en acercarse siempre al sol que calienta más, (algunos, ¡quién lo dijera!, aristócratas, descendientes de aquellos cuyos espinazos antes se quebraban que se torcían ... ).
Aquí están todos. Abigarrados, mezquinos, chillones, engolados en su mísera pequeñez. Todos hablan a un tiempo. No se hizo nada. Se malgastaron los caudales públicos. Las victorias militares acaecieron bajo el mando de aquel caudillo como pudo acaecer otra cosa. Todo fue suerte o mentira. Y, antes que nada, ese Gobierno no fue un Gobierno inteligente (¡santa palabra para deslumbrar a los tontos!); gobernó para España, a la española, no al gusto de la docena de los elegidos. Prefirió prescindir de solemnidades hipócritas mejor que falsificarlas.
Los enanos han podido más que el gigante. Se le enredaron a los pies y lo echaron a tierra. Luego, le torturaron a aguijonazos. Y él, que era bueno, sensible, sencillo; él, que no estaba acorazado contra las miserias; él, que por ser muy hombre (muy humana) gozaba y padecía como los niños, inclinó su cabeza una mañana y no la alzó más.
Ahora es la hora de los enanos. ¡Cómo se vengan del silencio a que los redujo! ¡Cómo se agitan, cómo babean, cómo se revuelcan impúdicamente en su venenoso regocijo! ¡Hay que tirarlo todo! Que no quede ni rastro de lo que él hizo! Y los más ridículos de todos los enanos –los pedantes– sonríen irónicamente.
El también sonríe. Pero su risa es clara, como su espíritu sencillo y fuerte. Nosotros padecemos –como él antes– todas las torturas de la injusticia. Pero el ya goza el premio allá en lo alto, en los ámbitos de la perpetua serenidad. Nada puede inquietarle, porque desde allí se disciernen la grandeza y la pequeñez. Pasarán los años, torrente de cuyas espumas sólo surgen las cumbres cimeras. Toda esta mezquina gentecilla –abogadetes, politiquillos, escritorzuelos, mequetrefes– se perderá arrastrada por las aguas. ¿Quién se acordará de los tales dentro de cien años? Mientras que la figura de él –sencilla y fuerte como su espíritu– se alzará sobre las centurias, grande, serena, luminosa de gloria y de martirio."

Jose Antonio Primo de Rivera
(ABC, 16 de marzo de 1931.)
 
 

 AHORA,ES LA HORA DE LOS ENANOS.

 

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