jueves, 24 de abril de 2014

Como pasar de lo aberrante a lo normal

En la actual sociedad de la tolerancia, que no tiene ideales fijos. donde cualquier cosa vale y todo se somete a juicio, y, como resultado lógico, la gente ha dejado de diferenciar el bien del mal, existe una técnica que permite cambiar la actitud popular hacia conceptos considerados totalmente inaceptables.
Hoy lo llaman "Ingeniería Social".

Esta técnica, llamada ‘la ventana Overton’ y que consiste en una secuencia concreta de acciones con el fin de conseguir el resultado deseado, “puede ser más eficaz que la carga nuclear como arma para destruir comunidades humanas”, opina el columnista Evgueni Gorzhaltsán.

En su artículo en el portal Adme, pone el ejemplo radical de cómo convertir en aceptable la idea de legalizar el canibalismo paso a paso, desde la fase en que se considera una acción repugnante e impensable, completamente ajena a la moral pública, hasta convertirse en una realidad aceptada por la conciencia de masas y la ley. Eso no se consigue mediante un lavado de cerebro directo, sino en técnicas más sofisticadas que son efectivas gracias a su aplicación coherente y sistemática sin que la sociedad se dé cuenta del proceso, cree el autor.


Primera etapa: de lo impensable a lo radical
Obviamente, actualmente la cuestión de la legalización del canibalismo se encuentra en el nivel más bajo de aceptación en la “ventana de posibilidades” de Overton, ya que la sociedad lo considera como un fenómeno absurdo e impensable, un tabú.
Para cambiar esa percepción, se puede, amparándose en la libertad de expresión, trasladar la cuestión a la esfera científica, pues para los científicos normalmente no hay temas tabú. Por lo tanto, es posible celebrar, por ejemplo, un simposio etnológico sobre rituales exóticos de las tribus de la Polinesia y discutir la historia del tema de estudio y obtener declaraciones autorizadas sobre el canibalismo, garantizando así la transición de la actitud negativa e intransigente de la sociedad a una actitud más positiva.
Simultáneamente, hay que crear algún grupo radical de caníbales, aunque exista sólo en Internet, que seguramente será advertido y citado por numerosos medios de comunicación. Como resultado de la primera etapa de Overton, el tabú desaparece y el tema inaceptable empieza a discutirse.


Segunda etapa: de lo radical a lo aceptable
En esta etapa, hay que seguir citando a los científicos, argumentando que uno no puede blindarse a tener conocimientos sobre el canibalismo, ya que si alguna persona se niega a hablar de ello será considerado un hipócrita intolerante.
Al condenar la intolerancia, también es necesario crear un eufemismo para el propio fenómeno para disociar la esencia de la cuestión de su denominación, separar la palabra de su significado. Así, el canibalismo se convierte en “antropofagia”, y posteriormente en “antropofilia”.
Paralelamente, se puede crear un precedente de referencia, histórico, mitológico, contemporáneo o simplemente inventado, pero lo más importante es que sea legitimado, para que pueda ser utilizado como prueba de que la antropofilia en principio puede ser legalizada.


Tercera etapa: de lo aceptable a lo sensato
Para esa etapa, es importante promover ideas como las siguientes: “el deseo de comer personas está genéticamente justificado”, “a veces una persona tiene que recurrir a eso, si se dan circunstancias apremiantes” o “un hombre libre tiene el derecho de decidir qué come”.
Los adversarios reales a esos conceptos, es decir, la gente de a pie que no quiere ser indiferente al problema, intencionadamente se convierten para la opinión pública en enemigos radicales cuyo papel es representar la imagen de psicópatas enloquecidos, oponentes agresivos de la antropofilia que llaman a quemar vivos a los caníbales, junto con otros representantes de las minorías.
Expertos y periodistas en esta etapa demuestran que durante la historia de la humanidad siempre hubo ocasiones en que las personas se comían unas a otras, y que eso era normal.


Cuarta etapa: de lo sensato a lo popular
Los medios de comunicación, con la ayuda de personas conocidas y políticos, ya hablan abiertamente de la antropofilia. Este fenómeno empieza a aparecer en películas, letras de canciones populares y videos. En esta etapa, comienza a funcionar también la técnica que supone la promoción de las referencias a las personajes históricos destacados que practicaban la antropofilia.
Para justificar a los partidarios de la legalización del fenómeno se puede recurrir a la humanización de los criminales mediante la creación de una imagen positiva de ellos diciendo, por ejemplo, que ellos son las víctimas, ya que la vida las obligó a practicar la antropofilia.


Quinta etapa: de lo popular a lo político
Esta categoría supone ya empezar a preparar la legislación para legalizar el fenómeno. Los grupos de presión se consolidan en el poder y publican encuestas que supuestamente confirman un alto porcentaje de partidarios de la legalización del canibalismo en la sociedad. En la conciencia pública se establece un nuevo dogma: “La prohibición de comer personas está prohibida.”
Esta es una técnica típica del liberalismo que funciona debido a la tolerancia como pretexto para la proscripción de los tabúes. Durante la última etapa del “movimiento de las ventanas” de Overton de lo popular a lo político, la sociedad ya ha sufrido una ruptura, pues las normas de la existencia humana se han alterado o han sido destruidas con la adopción de las nuevas leyes.
Gorzhaltsán concluye que el concepto de las ‘ventanas de posibilidades’, inicialmente descrito por Joseph Overton, puede extrapolarse a cualquier fenómeno y es especialmente fácil de aplicar en una sociedad tolerante en la que la llamada libertad de expresión se ha convertido en la deshumanización y donde ante nuestros ojos se eliminan uno tras otro todos los límites que protegen a la sociedad del abismo de la autodestrucción.

Y así se manipula una sociedad de borregos, donde ya todo es discutible, incluso la mera existencia de lo que nos une a todos, ESPAÑA. Una sociedad de borregos sumida en el ateísmo, que avanza cada día a pasos agigantados.

En varios pasos, claramente explicados, se pasa de A a B, de B a C, para terminar llegando a E, punto final del camino, donde lo que era un tema tabú, censurado, una asquerosidad o una barbaridad se convierte en algo normal, legítimo, tan respetable como ir a comprar el pan.

Y así lo que siempre ha sido una aberración, algo inmoral o directamente repugnante e inhumano pasa a ser algo ampliamente aceptado por la mayoría de los borregos que componen la sociedad. Y no solo eso, sino que pobre de aquel que ose oponerse al mandamiento progre de última hora. Ese automáticamente es tachado de: facha, ultra, nazi, franquista, asesino, criminal, genocida, intolerante, violento, extremista, amén de toda la rethaíla de insultos que contiene la lengua castellana.

Así, manipulando y comiendo la cabeza, se puede llegar a aceptar la homosexualidad como algo totalmente normal, tan respetable y legítimo como el matrimonio de viejecitos que llevan 50 años casados y tienen 7 nietos. Así se puede meter en la cabeza a una sociedad de borregos como es Cataluña que esta no es España, que una vez fue independiente, que ellos son una nación aparte. Así se puede meter en la cabeza que aquí hasta hace cuarenta años ha habido un régimen fascista de criminales y salvajes a cuyo mando había un General llamado Francisco Franco que asesinaba a la gente por no cantar el cara al sol y no dejaba a nadie hacer nada. Así hemos llegado a donde estamos hoy, donde una aberración como el aborto es llamada "interrupción voluntaria del embarazo". La prostitución del lenguaje de la que habla el autor. Canibalismo por antropofagia. Donde hasta el basurero de toda la santa vida, oficio respetable y honrado, hoy es llamado "técnico de recogida de residuos sólidos".
Así quién sabe si el día de mañana, dentro de 15 o 20, o 40 años es totalmente normal y respetable que una madre y su hijo mantengan relaciones o incluso tengan descendencia, o que eso mismo ocurra entre hermanos, o que se permita mantener relaciones con animales, incluso casarse con ellos.

Y asi, asi, asi.....les juro que no miento si les digo que se podría hacer creer a la gente que las vacas pueden volar o que un simio es un humano con todos sus derechos.

Lo peor no es donde estamos, sino hasta donde vamos a seguir hundiéndonos en nuestra miseria creyéndonos, como ya he dicho varias veces, que por supuesto somos los mejores seres humanos que ha conocido la humanidad, cuando lo cierto es que cuantísimo deberíamos aprender de nuestros abuelos.

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