lunes, 3 de noviembre de 2014

Historias de la crisis

Sin duda lo más crudo, lo más duro de todo lo que estamos viviendo es conocer de primera mano las historias de la gente que hasta hace tres días, ayer como quien dice, eran personas normales, personas que se levantaban cada mañana y cogían el coche, el cercanías, el metro para ir a trabajar. Que a media mañana iban al bar a tomarse un café con un bollo y que en agosto se iban diez días a la playa y diez al pueblo.
Eran gente normal hasta que perdieron su empleo. Muchos de ellos hoy viven en la inmundicia. Perdón he dicho viven, quería decir sobreviven. Sobreviven de la caridad, de los cuatro duros que ganan trabajando mil horas o de las ayudas míseras del Estado que apenas si da para comer. Muchos de ellos en la edad de los “cincuenta y pico” no volverán a trabajar nunca, porque por lo visto ya no son aptos para ello, por lo visto son gente inútil, inservible, basura, meros números, peones de producción  que utilizar mientras las cosas iban bien y como un klinex usado, que pierde su valía, su utilidad, se tira a la basura. Así tratan a las personas otras personas que se creen superiores. Es ni más ni menos que la bestia capitalista en estado salvaje. Es este sistema aberrante en el que vivimos, igual de despiadado que el comunismo que es el capitalismo salvaje, sin control, que beneficia a los poderosos tomándonos a los ciudadanos como mano de obra, peones de producción, masas de borregos, números.
 
 
 
Estas son historias reales de la crisis.
 
 
 
Vallecas, un barrio e Madrid azotado por el paro, donde el 47% de los jóvenes no trabaja. En la cola del INEM encontramos estas historias.
Una cocinera de 56 años que vive con los 400 euros de su marido.
Un hombre que después de 38 años (toda la vida) trabajando en la misma empresa le han echado con 53 años.
Una mujer que era empresaria que con 64 años y 23 años de llevar su negocio ha tenido que cerrar.
Un señor, comercial inmobiliario, tres años en paro con 55 años y tres hijos que acude a solicitar el salario de subsistencia (añado una cosa a modo de inciso: estas situaciones terroríficas han roto muchísimos matrimonios, por lo que en no pocos casos la situación profesional se solapa con la personal en un drama que verdaderamente es para suicidarse).
Una señora, cocinera, que lleva desde el 2009 en paro y no encuentra nada. Acude a pedir la ayuda de los 400 euros durante 6 meses, con la esperanza de coger aire o de que ocurra un milagro con el que levantar la cabeza. ¿Y a los seis meses qué? Su marido trabaja pero no cobra.
Un señor que con 54 años se queda en el paro después de toda la vida trabajando en una imprenta y tras cuatro años pasando penurias sin encontrar nada es su hijo de 22 años el que decide montar una churrería y le contrata.
 
 
 
En una parroquia en Aluche el cura confiesa que cada semana treinta nuevas familias acuden a pedir ayuda. Treinta familias, se dice pronto. Ya hay problemas de alimentación básica. Una señora (de Ecuador) acude a pedir leche y papilla para su bebé. Hace poco tuvo que acudir a urgencias porque le dio una leche no apta para la pobre criatura por no tener otra cosa que darle.
 
 
En la zona de Retiro en Madrid los desahuciados pueden acudir a viviendas sociales de Cáritas, muchas familias españolas. Dice la responsable que las viviendas y el plan están pensadas para dos años como mucho, pero que pasado ese tiempo las familias no tienen medios para poder salir de allí y están teniendo gravísimos problemas. Una familia que vive allí cuenta su historia: él trabajaba en Mercamadrid despiezando carne. Tuvo un tumor de oído, se dio de baja y tras operarle varias veces y recuperarse al reincorporarse le echaron (no le renovaron el contrato, la forma de echarte a la puta calle sin responder ante la justicia). No volvió a encontrar trabajo. Tres años en el paro. Una persona de clase media que tuvo que elegir entre pagar el alquiler o comer. Una persona con 40 años y tres hijos. Paga 400 euros de la ayuda para poder vivir de los 500 que le dan. Su mujer trabaja limpiando casas.
 
 
 
Otro señor en Ciempozuelos, empresario dedicado a la carpintería. Antes de la crisis ganaba tres y cuatro mil euros. Ahora confiesa que el mes que gana mil euros se puede dar por satisfecho. Como él hay millones de pequeños empresarios que en unos casos ganaban muy buenas nóminas y ahora si llegan a mil euros es día de fiesta. Otros que ganaban escasamente mil euros lógicamente no han resistido.
 
 
 
Podemos hablar del sector de la construcción. De los caraduras  que se han hecho millonarios especulando, de los curritos que han ganado como ministros, pero pocos han sobrevivido hasta hoy. Un señor promotor inmobiliario que cuenta que lleva cuatro años sin vender nada. Cuenta como en la época del pelotazo y el despilfarro promotores financiaban el 100% del suelo. Se construía sin poner un duro, se llevaban los beneficios y entonces pagaban sin haber arriesgado prácticamente nada, solo hacían de intermediarios y se llevaban un dineral a la postre. Cuando aquello reventó pasó lo que pasó, y el dinero ficticio que había volando por el aire nadie lo pagó. Quedan tres personas en la empresa y viven de los locales que tienen en alquiler. Promociones de 22 chalets que no se vendió ni uno solo y que tienen alquilados a estudiantes y empresas.
Otro paréntesis: un chalet alquilado a una empresa dedicada a importar prótesis dentales de china. Venden un 80% más barato. Yo aquí lo siento pero no voy a reír la gracia, porque gente de este tipo, que no digo que no busquen ganarse la vida como cualquier otra persona, pero estos son los que están reventando el mercado, tirando los precios por el subsuelo y hundiendo los sueldos de los españoles para ellos, eso sí, quedarse con una muy buena parte. Lo siento, desde el respeto me parecen GENTUZA.
 
Cruz roja de Fuenlabrada donde se entregan alimentos.  Donaciones que alimentos que están a puntos de caducar son entregadas a las personas que lo solicitan. Una chica de 32 años, dos hijos, ella y él en el paro que acude a pedir comida. Él cobra el paro, trabajaba de instalador de aire acondicionado y se le termina ya el subsidio, y no sabe de qué van a vivir. Ella trabajaba de limpiadora del hogar. Ahora nada. Se derrumba y llora. La van a desahuciar y siguen viviendo en su piso hasta que vayan a echarla. ¿Y luego qué?
 
 
 
Una familia argentina que huyó del corralito de su país, aquel al que tanto adoran algunos en España poniéndole como ejemplo no se sabe de qué. Vinieron a España, encontraron trabajo y vivieron como gente normal. Con la crisis se quedaron sin trabajo, sin piso y vive de ocupas en un chalet sin posibilidad de volver a su tierra porque no tienen dinero.  Cinco personas viven con 400 euros que gana la hija mayor de 18 años cuidando a una anciana siete horas al día. Él trabajaba de cosas de jardinería, ella de cajera en supermercado, en una gasolinera, en un hotel. Gente que ha pasado de vivir dignamente, sin pegarse la gran vida, a tener que ocupar una casa y vivir de las ayudas de los amigos y de su hija para poder comer.
 
Una señora que hace doce años montó una ONG para atender a toxicómanos, hoy atiende a personas que han perdido el trabajo y la casa. Viven en su casa y tienen montado un rastrillo donde recogen muebles, los arreglan y los venden para sacar dinero y mantenerse. Un señor que con 54 años no tiene nada porque le dicen que ya es muy mayor para trabajar. Se dedica a ir con una furgonetilla para recoger muebles para el rastrillo. La buena señora, prejubilada de Iberia, dedica su sueldo a ayudar a los demás. Otro señor que está reparando muebles en dicho rastrillo, 62 años, ingeniero industrial. Perdió su trabajo con 56 años en una multinacional. Trabajó como cerrajero, torno, soldador hasta que ya perdió absolutamente todo. Conoció la ONG mientras recogía alimentos de la basura en Mercamadrid. Los problemas económicos rompieron su matrimonio y la mujer se quedó con su casa. La señora dueña de la ONG convive con 9 personas y teme que la crisis le afecte tanto que al final se la termine llevando a ella por delante también ayudando a los demás.
 
 
 También podemos hablar no sólo de los que se han quedado sin trabajo, sino de los casos brutales, delictivos de explotación al que son sometidos los trabajadores por parte de muchos empresarios carentes de escrúpulos. Como el caso de una chica que trabajaba en una tienda de Orange. Con la excusa de un traslado para agilizar la dicen que firme la baja voluntaria, que es un mero trámite. Cuando firma la dicen que esta despedida y como ha firmado la baja voluntaria no tiene derecho ni a indemnización ni a paro.
 
Casos como el mío o amigos míos que nos hemos gastado mucho dinero nuestro y de nuestros padres en irnos fuera de casa una temporada a hacer cursos y másteres muy caros con los que veríamos la luz al final del túnel y ni luz ni nada. Todo un engaño.
Podría hablar de todas las putadas y sinvergonzadas que me han hecho en los sitios donde he trabajado.
 
Podría seguir, seguir y seguir………………
 
 
España, sus familias, sus empresas, estaban preparadas para soportar uno, dos, tres, cuatro años de crisis. Y si realmente cómo dicen es cierto que hay una leve recuperación, ¿por qué eso no se nota en las familias, en la calle, en la sociedad, en las empresas, en el paro, en los salarios? Pues porque no hay ninguna recuperación sino el camino a otra recesión. Pasa que los ahorros de familias y empresas se acaban porque ya la cosa no da más de sí. Cada uno tiene unos ahorros con los que pasar una mala racha, de un año, de dos, pero no de cinco, de seis, o de diez. Eso no hay persona humana ni negocio que pueda aguantarlo a no ser que tuvieras un buen colchón de dinero o las espaldas bien cubiertas, cosa que la inmensa mayoría no tiene 300 mil euros en el banco ahorrados.
Esta es la España de Rajoy y Zapatero, del PP y del Psoe, sin olvidarnos de “los otros” (IU, CiU, PNV, y demás gentuza).
 


 
Esta es la España en la que las personas que he relatado brevemente sus historias, al igual que mi caso, nos hemos visto y nos vemos marginados, escupidos, vejados, humillados en nuestra dignidad personal más profunda, violados nuestros derechos humanos más elementales por los que tanto hablan de derechos humanos. Y luego que hablen de Franco los mismos que están destrozándonos la vida, los mismos que han robado y malgastado todo el dinero que hay en el Banco de España….tiene cojones.
 
Esta gentuza que nos ha llevado a esta situación es la que me han llevado a convertirme, y lo digo con dolor pero es la verdad, en el tipo de persona que siempre he odiado. Cuando veo a alguien con un buen coche automáticamente como si fuera un progre comunista-socialista pienso que ese tipo es un ladrón y un sinvergüenza explotador de personas que cambia de cochazo cada 2 años del dinero que roba a otros, o al hecho de poco menos que exigir a las personas de tu entorno que tienen trabajo a que pidan perdón por trabajar, por tener trabajo. Llegas a molestarte por ver que tu amigo que conserva su trabajo y le va bien se compra una buena colonia o se va de vacaciones a la Conchinchina, porque se lo puede permitir. Llegas a tal nivel de pobreza en el que si apenas puedes pagarte la gasolina para mover el coche esporádicamente que ver como otros se pagan un viaje a Londres o a Berlín te parece un lujo inalcanzable como el que se hace turista espacial o se va tres meses a viajar por el mundo. Pido perdón por ello y me siento profundamente avergonzado, pero la desesperación, al igual que el hambre te hacen plantearte cosas que jamás te habías planteado nunca antes en la vida.
 
 
Cualquier mínimo gasto te parece un lujo, hasta comprarte un donuts de un euro por la calle para merendar es considerado algo excesivo. Guárdatelo, me digo, hoy es un euro, mañana dos euros de otra cosa, al otro 30 céntimos, y al final del mes serán 15 o 20 euros y al final del año 200 euros. Y hablas de 200 euros como el que habla de diez mil euros que no te has gastado y que has ahorrado. Entonces en ese momento es cuando te das cuenta que eres POBRE sin paliativos, sin paños calientes, que ya no eres clase media sino pobre y que comes y duermes en una cama caliente gracias a tu familia, que si no fuera por ellos estaría comiendo en un comedor social y pidiendo limosna en los semáforos. Así de claro.
 
 
A este nivel de pobreza y de miseria hemos llegado, y lo dice una persona que jamás le ha sobrado pero que jamás le ha faltado. Ahora pienso cuando tenía 23,24,25 años y salir una noche de fiesta podías gastarte 50 euros sin desparramar mucho, y ahora me hablas de 50 euros y ojalá los pillase. Ahora voy al chino (ya no existen los 20 duros de toda la vida) me gasto 5 euros en cualquier estupidez y me da la impresión que me he gastado 100 euros. Si salgo un día a cenar con mi novia y me gasto la friolera de 25 euros entre los dos les juro que vuelvo a casa con remordimiento de conciencia de pensar que el dinero que me he gastado hay gente que con eso comería 3 o 4 días. A estos hemos llegado.

La crisis ha venido mal a todo el mundo. Al principio egoístamente pensaba que a los que más nos estaba afectando era a los jóvenes que empezábamos a trabajar, a salir de nuestros hogares para vivir nuestra vida. Luego con el tiempo lo piensas fríamente y llegas a la conclusión que da igual la edad que tengas: si eres un niño es de vital importancia para ti no quedarte atrás, tener el no se que videojuego o vestir tal marca, y cuantos chiquillos habrá que hasta se quedarán sin reyes. Si eres joven no tener ni para salir a tomarte una copa o invitar a la novia o ligue a una triste coca cola, no poder comprarte ni una camiseta, porque ni los padres te lo pueden dar ni tienes posibilidad de buscarte un trabajillo para ganar tu propio dinero. Si te pilla en mi edad te ves con 30 años metido en casa, hundido en un estado depresivo, con ansiedad, sin posibilidad de trabajar ni esperanza de poder progresar en la vida, porque te has estrellado antes de despegar después de llevar 30 años estudiando y trabajando en curros de mierda. Si te coge con un par de años más estas muerto, porque te pilla con una hipoteca e hijos y te ves literalmente en la calle con tu mujer y tus hijos pequeños pidiendo limosna, y ya no digamos si te pilla con cincuenta ,cincuenta y algo. Literalmente en ese caso te han destrozado lo que Dios te dé de vida, porque no vas a volver a trabajar y vas a vivir casi en la mendicidad el resto de tu vida después de en no pocos casos llevar trabajando desde los 14 años para terminar viviendo como un miserable.
 
 
 
 
Como esta entrada se llama historias de la crisis voy a contar una historia que realmente no es historia como tal porque la desconozco pero representa el nivel de pobreza que padecemos en España.
Es un señor que pide en un semáforo en Madrid .Cada vez que paso por allí le doy algo a ese señor. Una profunda tristeza me corroe por dentro y un sentimiento de asco y odio me invade hacia esta puta gentuza que ha destrozado España robando, malgastando y cometiendo todo tipo de maldades y fechorías. Lo voy a contar porque esto es anónimo y nadie me conoce, pero jamás presumiría de tal acto que conste porque de hecho no hay nada de lo que presumir.
 
 
 
Resulta que cuando voy a Madrid muchas veces he de pasar por el Paseo de la Castellana desviándome por la Plaza de San Juan de la Cruz en Nuevos Ministerios, donde está la estatua del inefable Pablo Iglesias, el viejo, no el nuevo, donde el malnacido de Zapatero tras homenajear al genocida de Paracuellos Santiago Carrillo para darle el gustazo fueron a quitar la última estatua de Franco en Madrid, pues subo por Ríos Rosas hacia Islas Filipinas. En ese semáforo que gira a la izquierda del Paseo de la Castellana siempre, sea lunes, martes o domingo hay un señor, un pobre señor cuya edad estimo en unos 70 y pico años, pidiendo en el semáforo. Vende paquetes de klinex y banderas de España. Lleva gafas, suele vestir con un sombrerucho para protegerse del sol y sin vestir como un mendigo no va precisamente de Massimo Dutti. No es el típico mendigo cochambroso medio drogadicto que pide en los semáforos, en absoluto. Es un señor de nacionalidad española que me apuesto lo que sea a que ha sido una persona normal toda su vida, con su trabajo, su casa, su familia. Me gustaría desde la más absoluta humanidad y humildad preguntarle qué demonios le ha llevado a terminar pidiendo en los semáforos a su edad. Cada vez que paso por allí intento ponerme en el carril central o en el izquierdo y que el semáforo me pille en rojo para poder darle algo, dentro de mi humildad. Hay días que le doy 30 o 40 céntimos, otros días 80 céntimos o un euro. Un día le di 5 euros. Creo que han sido unos de los 5 mejores euros invertidos de mi vida. Le doy lo que se puede, ojalá pudiera darle más dinero porque es una intuición pero creo que ese hombre lo merece realmente. Siempre me despide con un "que tengas un buen día amigo".
Normalmente subo por Ríos Rosas maldiciendo a la banda de criminales e hijos de la gran puta que han destruido el bienestar en España para enriquecer a unos cuantos amiguetes y a ellos mismos permitiendo que una persona mayor en los últimos años de su vida tenga que pasarlos mendigando en un puto semáforo. QUE PUTA GENTUZA que obliga a nuestros mayores a mendigar en semáforos para poder vivir. No tengo palabras en mi diccionario para describir el odio y el asco que siento, el sentimiento de fracaso de un país, y de mi propia imbecilidad por haberme partido la cara por los que creía que eran los míos frente a los corruptos y antiespañoles de la izquierda frentepopulista. Esos sentimientos los llevaré siempre conmigo el resto de mi vida.
 


Por Dios, yo me pregunto en voz alta que pensarán el Granados, Urdangarín, los Pujoles, Julián Muñoz, Bárcenas, los sindicalista de rolex, los Chávez, Griñanes, Susanitas y toda la banda de ladrones. ¿De verdad esta gente no se derrumba cuando ven personas como este señor? ¿O es que ellos no pasan por esos sitios con el coche? ¿O acaso les da exactamente igual lo que pase mientras ellos se suenan los mocos con billetes de 50 euros?
 
Sin ninguna duda esta época de la historia de España pasará a la historia como la España de la mediocridad y de la corrupción sobre todo, la España de la crisis y del paro que retrocedió 20 o 30 años en el tiempo, y como escribió José Antonio, pasará a la historia como la hora en que los enanos se hicieron fuertes.
 
 
 
Antes de acabar esta entrada quiero hacer una aclaración que me parece muy importante.
Siempre he dicho y mantengo que a veces estas historias hay que cogerlas con pinzas y no creerse todo cuanto se cuente. Con esto en absoluto pretendo criminalizar a nadie.
Hace tiempo una ex vecina de toda la vida con tres hijos se divorció de su marido. Periódicamente acude a casa a desahogarse durante las horas que la dejes, a soltar su rollo sin ni siquiera molestarse en escucharte qué tal te va a ti la vida. Es cierto, el marido será un desgraciado, las hijas la tratarán mal y el hijo es medio tonto, pero como siempre la digo a mi madre: no te creas todo lo que te cuente.
Estas historias son lo mismo. Seguramente sean ciertas, hay muchísima gente como el ingeniero de 56 años que lo están pasando fatal y que no se merecen lo que la vida les está dando en su penúltima etapa, pero hay otras personas que si te cuentan su historia piensas: pobrecillos, que desgracia, que mala suerte. Lo que no cuentan es lo que no les interesa contar. El cochazo que se compraron cuando pasaron de ganar mil euros a mil cuatrocientos. El piso en el que se metieron. Lo que se gastaban en ir a cenar, en los bares, en tabaco, el crédito que pidieron para irse al Caribe o a EEUU de vacaciones con la maleta vacía para llenarla allí de ropa.
Quería hacer esa aclaración porque conozco de muy buena mano personas que hoy están en situaciones complicadas efectivamente por la situación que vivimos en España, pero que buena parte de esa situación personal que tienen es responsabilidad suya, y de eso no cabe culpar a Rajoy o Zapatero.
 

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